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¿Cuáles son las fases del trastorno bipolar?
Como vengo diciendo en entradas anteriores, el trastorno bipolar es un trastorno del ánimo y como tal, el ánimo sufre variaciones por encima y por debajo de los límites de la normalidad. Estas variaciones o descompensaciones están asociadas a las distintas fases del trastorno bipolar.
Cuando la descompensación es hacia arriba, hablamos de una fase maníaca o hipomaníaca. Cuando la descompensación es hacia abajo, hablamos de fase depresiva.
Dicho esto, vamos a entrar un poco en detalle de estas distintas fases siguiendo como referencia el CIE-10:
Fases maníacas del trastorno bipolar
El episodio maníaco se caracteriza porque la persona con trastorno bipolar tiene un ánimo anormalmente y persistentemente elevado, expansivo o irritable, un aumento anormal y persistente de la actividad o la energía dirigida a un objetivo, que dura como mínimo una semana y está presente la mayor parte del día, casi todos los días.
Además, durante este periodo de alteración, la persona experimenta un aumento de energía anormal o actividad y deben existir 3 o más síntomas que se asocian a esta fase.
Si una fase maníaca es suficientemente severa se pueden tener “síntomas psicóticos”.
Síntomas psicóticos de la fase maníaca
Los síntomas psicóticos tienden a ser ideas grandiosas sobre uno mismo, que se tiene una misión importante que cumplir o que se poseen poderes y aptitudes especiales.
Fases hipomaníacas del trastorno bipolar
Al igual que ocurre en la fase maníaca, la persona sufre un sentimiento elevado de bienestar, energía y optimismo junto con 3 o más síntomas propios de las fases maníacas.
La diferencia está en que esta sensación o manifestación de los síntomas no es tan extrema como en el caso de las fases maníacas.
Tanto si la persona se encuentra en medio de una fase maníaca como hipomaníaca por primera vez, es posible que no sea consciente de que algo está mal.
Sin embargo, su entorno (familiares, amigos y compañeros) sí que son conscientes que se han producido cambios emocionales, en el pensamiento, físicos o de comportamiento.
Fases depresivas del trastorno bipolar
Socialmente, estamos bastante más familiarizados con la depresión en comparación con la manía o hipomanía.
Los cambios emocionales (pérdida de interés, confianza, autoestima…), en el pensamiento (incapacidad de decidir o de concentrarse, ideas de suicidio), físicos (problemas de sueño y cansancio ente otros) y del comportamiento (llorar o sensación de querer llorar o tender al aislamiento) son fácilmente reconocibles por todos.
Sin embargo, las diferencias entre una depresión y un episodio depresivo bipolar pueden ser sutiles, pero de gran importancia. En el caso de la depresión general, las causas son externas (acontecimientos externos a nosotros que desencadenan la depresión).
En la fase depresiva bipolar, las causas pueden ser externas y también internas. Se deben a un mal funcionamiento de la química en nuestro cerebro.
Síntomas psicóticos de la fase depresiva
Al igual que ocurre en las fases maníacas, en las fases depresivas suficientemente severas se pueden tener síntomas psicóticos. Se puede sentir que uno es excepcionalmente culpable, que es peor que nadie, o incluso que ha dejado de existir.
Para explicar bien la diferencia entre una depresión general y un episodio
depresivo bipolar, me gustaría compartir con vosotros una parte del libro De bipolar a bipolar, de Alejandro Hernández Dorta.
La historia es una metáfora que desarrollaron en el grupo de ayuda mútua al que perteneció el autor.
La historia de la la pierna rota:
Había una vez dos senderistas que un día, ambos dejaron de caminar cansados como se sentían. Mientras que uno de ellos estaba agotado, el otro tenía una pierna rota.
Los amigos y familiares del caminante agotado le dieron ánimos, e incluso ayudado por ellos, dio sus primeros pasos y reanudó la marcha.
Sin embargo, cuando intentaron hacer lo mismo con su compañero herido en la pierna, éste no pudo reaccionar a los ánimos de sus seres queridos, e incluso empeoró su estado cuando le intentaron ayudar a volver al camino.
Sus amigos y familiares no entendieron que con sus ánimos la frustración del herido aumentara y que aunque necesitaba los ánimos, en parte lo único que se podía hacer era dejar que la pierna sanara por si sola antes de reanudar la marcha.
Moraleja
Como bien dice el autor en el libro, la metáfora, casi parábola, pone de
manifiesto la diferencias entre depresiones de origen externo e interno.
A un bipolar en episodio depresivo no se le puede intentar ayudar como a
una persona con una depresión común. No solo se corre el riesgo de no ayudar al enfermo, sino que la frustración y los sentimientos de inutilidad aumentarán y empeorarán su estado.
Vistas las fases maníacas, hipomaníacas y depresivas, doy paso a definir la última fase del trastorno bipolar, es también la fase que más me gusta y en la que actualmente me encuentro. =)
Fase eutímica del trastorno bipolar
Los periodos asintomáticos se conocen como estado de eutimia o de remisión. Durante estas fases, la persona tiene unos niveles anímicos dentro de la normalidad, con sus pequeñas variaciones.
Estas fases pueden durar meses e incluso años y de hecho, el objetivo de toda persona diagnosticada con trastorno bipolar es permanecer en esta fase durante el mayor tiempo posible.
Para eso, será importante seguir con la medicación pautada, tener unos buenos hábitos de vida e higiene del sueño y aplicar los mecanismos oportunos en caso de que se esté produciendo un inicio de descompensación.
Hasta aquí la entrada de hoy. Espero que os haya gustado y que haya sido lo suficientemente clara.
¡Un saludo y hasta la próxima entrada! ?
Gracias por tanta ayuda.
Agazapada, al acecho… ella sabe cuándo atacar. Te retuerce el alma, te deja sin energía, arrinconándote en el lugar más seguro del mundo, en tu cama y bajo tu edredón. En la oscuridad…que nadie te hable, que nadie te necesite… que el mundo se olvide de ti. Sin fuerzas, infinitas lágrimas que no salen, sólo amarga tristeza… incapacidad… la ducha es tu enemiga, comer, algo secundario, la gente,las calles, la ciudad… una amenaza… demasiados estímulos… eres demasiado pequeño e insignificante para ellos… Te ha dejado vacío, sin conversación, sin futuro, sin rumbo… la nada. Lo único que te calma es quedarte quieto, muy quieto con la esperanza de que el dolor se vaya, se rinda, deje de martirizarte y te devuelva las ganas de vivir.