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Hoy, 1o de octubre, es el Día Mundial de la Salud Mental y este año está centrado en la prevención del suicidio bajo el lema “Conect@ con la Vida“.
Cada año, más de 800.000 personas se quita la vida en alguna parte del mundo. Es decir, cada 40 segundos alguien decide acabar con su vida. En palabras del Dr. Benedetto Saraceno, ex Director del Departamento de Salud Mental dentro de la OMS:
“Más del 90% de todos los casos de suicidio se asocia a trastornos mentales tales como la depresión, esquizofrenia, el trastorno bipolar y alcoholismo.
Por lo tanto, para reducir la tasa global de suicidio es necesario referirse seriamente a la grave y creciente carga de la enfermedad mental en todo el mundo”.
Como comentaba en la entrada, Suicidio y Enfermedades Mentales, el hecho de quitarse la vida de manera “voluntaria” suele estar asociado a un gran sufrimiento. Además, debido al dolor asociado que se genera en la familia y en el entorno de la persona afectada, junto con el rechazo social, se tiende a no hablar sobre ello.
Si lo que pretendemos es fomentar la prevención del mismo, lo que debemos hacer es VISIBILIZAR estas muertes que se producen a diario, para ayudar a prevenirlas y disminuyendo así su incidencia.
HABLAR sobre el suicidio NO AUMENTA la probabilidad de que se produzca. Esto es un mensaje que tiene que quedar bien claro y debe calar muy hondo dentro de la sociedad.
Es importante que todos sepamos que la Salud Mental también se cuida y que nuestro lenguaje ejerce una importante influencia tanto en nosotros mismos como en los demás. Por tanto, es fundamental cuidar el lenguaje y no utilizar a la ligera términos como “bipolar” o “estar depre” para referirse a cambios de humor o el hecho de estar triste.
Porque sí, SE PUEDEN PREVENIR los suicidios y para hacerlo es necesario tener en cuenta factores como la soledad, la incomunicación, acontecimientos vitales estresantes, crisis de proyectos vitales, etcétera.
La prevención del suicidio es un tema multifactorial y hay que abordarlo también con múltiples perspectivas de manera alineada y coordinada, tales como: educativa, sanitaria, social, desde los medios de comunicación, las fuerzas y cuerpos de seguridad que intervienen…
Hace unos días un compañero me decía que consideraba a un tío suyo un cobarde por el hecho de haberse suicidado, dejando una familia de dos hijos. No sólo no estaba totalmente en desacuerdo con su opinión, sino que me sentía enfadado por su falta de entendimiento y la falta de conocimiento. Además, he de confesar que conozco prácticamente el mismo caso en primera persona.
A parte, el compañero se negaba a entender que una persona en estado de depresión no es consciente de sus actos, que su juicio de la realidad está alterado y que tachar a una persona que ha cometido suicidio como cobarde es algo lamentable y deleznable.
Tal y como lo explica Ana Sánchez Borroy en el artículo del Diario.es, “los suicidas no quieren dejar de vivir, sino que quieren dejar de sufrir“. Cuando una persona sufre de depresión, su manera de vivir y de sentir la vida está distorsionada. Por tanto, es la enfermedad la que puede empujar sus actos.
Para empezar, la persona que piensa en la idea del suicidio puede empezar a tener comportamientos que se salen fuera de su comportamiento habitual. Empezar a despedirse de personas con las que no se mantenía el contacto desde hace tiempo, hablar sobre el testamento, menciones al futuro cuando ya no se esté…
Otras veces, las personas empiezan a utilizar frases del tipo “quiero que todo esto se acabe”, “ya no lo puedo soportar más”, “para vivir así preferiría estar muerto” y similares. Directamente no hablan de quitarse la vida, sino que hablan de que se termine ese sufrimiento.
Nuestra responsabilidad es la tratar de entender a las personas y por lo que pueden estar pasando en ese momento. Para ello, es primordial ENTENDER qué es el suicidio, cómo prevenirlo y cómo ayudar a evitarlo.
El riesgo de suicidio es aún mayor en personas con trastorno bipolar que tienen episodios frecuentes de depresión, episodios mixtos, una historia de abuso de alcohol o drogas, antecedentes familiares de suicidio o un inicio precoz de la enfermedad.
De acuerdo a un artículo de Ivane Salud, recientes estudios han objetivado que las probabilidades a lo largo de la vida pueden multiplicarse hasta por 30 en comparación a la población general.
En palabras del Dr. Fernando Andrés y Josep María Marco psiquatra y psicólogo de IVANE SALUD respectivamente:
“El suicidio puede presentarse como una solución permanente ante un intenso dolor que parece interminable, sin embargo en la mayoría de los casos no se piensa en morir sin más, sino en escapar del sufrimiento que se cree perdurará para siempre, sin embargo la desesperanza, el dolor y el vacío son estados temporales, no permanentes”.
Antes de finalizar, me gustaría compartir con vosotros una infografía donde se recogen una serie de mitos y realidades relacionados con el suicidio y la prevención del mismo.
Por último, también quiero aprovechar esta entrada para hacer mención al TELÉFONO DE LA ESPERANZA. El Teléfono de la Esperanza es una ONG de acción social y de cooperación al desarrollo, que ofrece recursos eficaces para promover la salud emocional de las personas, especialmente de aquellas que se encuentran en situación de crisis.
Hasta aquí la entrada de hoy. Espero que os haya gustado y que pueda servir de ayuda para contribuir en la prevención de suicidios. ¡Ahora es tú turno! Si conoces a alguien que esté sufriendo una depresión o que tenga o pueda tener ideas suicidas, en tu mano está el poder ayudarle.
Comenta, comparte y si tienes dudas o preguntas, házmelas llegar por correo o en los comentarios. Un saludo y hasta la próxima entrada. ?
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Nadie sabe cuánto duele que tachen de cobarde a un ser tan querido, cuando una está convencida de que el suicidio no fue más que el desenlace de la enfermedad que padecía.
Aunque traten de tranquilizarme con el último mito, siempre está presente la eterna pregunta... y si aquel día hubiese hecho o dejado de hace, dicho o dejado decir tal o cual cosa? Aún sabiendo que una no es responsable de ese final, en el fondo del cerebro siempre queda la idea de podía haber hecho algo más para ayudar.
Ojalá este movimiento crezca como la espuma y se puedan prevenir muuuchos suicidios.
Cuando pido ayuda me dicen mis hijos que todo mundo sabe que solo ando autocompadeciendome, que doy risa y pena , que debería estar trabajando y manteniéndolos y que no espere ayuda de ellos . Tienen 22 y 25 años . Su padre se fue hace 20 años y no volvió a aparecer . Estoy exhausta !!!!!
Hola Ana María, muchas gracias por el comentario.
¿Puedo preguntar qué te dicen los profesionales en caso de que estés hablando con ellos?
Entiendo que te sientas cansada. Personalmente, no comparto la opinión de tus hijos.
Tienen edad suficiente como para mantenerse por sí solos.
Mi hermano se suicido hace 11 años tenia TAB1, a sus poquitos 31 años, por mi cabeza nunca paso la palabra cobarde mas bien fue Lamento, por el quizás mas que por los que quedamos sufriendo su partida, creo que ninguno de nosotros se lo esperaba, fue algo literalmente de la noche a la mañana, solo medio logre averiguar un rumor, una ex de el me contó que hubo un buen amigo de mi hermano, le comento que mi hermano en algun momento, quien sabe cuando, que el pensamiento de suicidarse se le había pasado por la cabeza, de resto nada de nada, y cuando ocurrió se le veía de lo mejor, andaba bastante bien aparentemente. Un poquito que compartir una puntica de un gran iceberg, abrazos a todos y gracias por detenerte a leer
Cuánto lamento leer eso. Tristemente el suicidio es una de las principales causas de muerte en España. Sin embargo, se trata de un tema tabú y no hay medidas visibles por parte de gobiernos e instituciones para tratar de evitar o prevenir nuevas tragedias como las que comentas. Gracias por compartir y un abrazo aún más fuerte.