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Hablando sobre el trastorno bipolar en el trabajo
Si para la mayoría de personas diagnosticadas hablar sobre el trastorno bipolar con amigos y conocidos da cierto respeto, hablar sobre la enfermedad en el entorno de trabajo todavía mucho más.
En esta ocasión, vengo a compartir una experiencia de cuando he hablado sobre esta circunstancia en un entorno profesional y lo que esto me ha supuesto. Si te interesa conocer esta vivencia, te invito a seguir leyendo.
Adaptación a un nuevo país y trabajo
En mayo del año 2018 me fui a trabajar como ingeniero a Alemania donde estuve hasta mediados del 2019. He de reconocer que cuando marché para allá no me encontraba en mi mejor momento y estaba pasando por una fase depresiva que me duraría hasta septiembre – octubre de ese año.
Durante esos meses, no solo tuve que adaptarme a una nueva ciudad, país y cultura, sino que además, empezaba a trabajar en un campo completamente nuevo para mí, como era el de análisis de datos, y con un lenguaje de programación que no había visto durante mi etapa en la universidad.
Dado este cúmulo de circunstancias, lo cierto es que no fue un proceso de adaptación sencillo porque no lo estaba pasando bien a nivel personal y eso se reflejaba a nivel profesional.
Sobre el trastorno bipolar
Por un lado, no es que no quisiera relacionarme con mis compañeros de trabajo, sino que la enfermedad me impedía relacionarme como a mí me hubiese gustado. En mi caso, es como si perdiera esa cualidad de extroversión que forma parte de mí y que me hacía parecer una persona muy introvertida y reservada.
Por otro lado, a nivel laboral, mi rendimiento era inferior al de otros compañeros porque completaba un menor número de tareas y en un mayor tiempo. Además, en las reuniones tampoco hacía ninguna propuesta y me limitaba a decir en lo que estaba trabajando.
Había un periodo de prueba de 3 meses y, con todo esto, yo estaba convencido de que no lo superaría y que, al final, me dirían que contaban conmigo. Razones no les faltaban, pero con todo y con eso, me dijeron que había superado el periodo de prueba y que seguiría siendo parte del equipo.
Los meses siguieron pasando y, poco a poco, fui recuperando el estado de eutimia o normalidad. Empecé a socializar más y a disfrutar en las quedadas con los compañeros y, en el trabajo, me volví más resolutivo, eficiente y proactivo.
De manera independiente, el equipo siguió creciendo y, llegados a un punto, el jefe de departamento (y también mi responsable) decidió delegar en otra persona para no ser el único que hiciera las veces de responsable.
Hablando del trastorno bipolar en el trabajo
Tuvimos una reunión donde me comunicaba el cambio y ya aproveché para preguntarle por mi rendimiento en los meses anteriores. Me dijo que, efectivamente, al principio me había visto más reservado y que el trabajo me había costado más, pero que ahora me veía como uno más, participando y aportando como el resto.
Le expliqué en qué momento llegué a Alemania y cómo me sentía por entonces, y a qué era debido. Le hablé del trastorno bipolar y de las fases del mismo y cuando terminé, para mi sorpresa, me dio las gracias por habérselo compartido.
Me dijo que no sabía nada sobre mi situación personal y que apenas conocía sobre la enfermedad, que agradecía que lo hubiera compartido y que si necesitaba algo por parte de la empresa, que contaba con su apoyo y comprensión.
Me preguntó que si quería que siguiera siendo él mi responsable o que si no me importaba que fuera la compañera y, al decir yo que no me importaba que fuera la compañera, me preguntó que si consideraba oportuno compartírselo para que me pudiera brindar su apoyo en caso de que lo pudiera necesitar y eso fue lo que hicimos.
Lo que supuso hablar del trastorno bipolar en el trabajo
Lo cierto es que en el resto del tiempo que estuve trabajando allí no volví a pasar por una fase depresiva, pero el simplemente hecho de saber que la empresa era consciente de esta circunstancia y que me habían mostrado su apoyo y comprensión desde el momento en que decidí compartirlo, me ayudó a reforzar mi confianza y, también, a sentirme con ese respaldo por parte de la empresa.
Como veis, en mi caso puedo decir que me vino bien compartir el diagnóstico en el entorno profesional y que no sufrí ningún tipo de discriminación o rechazo, sino todo lo contrario y creo que esta debería ser siempre la situación que nos encontráramos cuando las personas diagnosticadas decidimos compartirlo, aunque por desgracia, no siempre es así.
Espero que esta experiencia le sirva a alguien que esté dudando sobre si hablar o no del trastorno bipolar en el trabajo. En cualquier caso, esta decisión pertenece a la persona diagnosticada y hay que respetar tanto una postura como la otra y que en ningún caso debería haber discriminación alguna por motivos de salud (física o mental).
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Muchas gracias y hasta la próxima entrada. 🙂
Para mí es una suerte contar con experiencias así, ya que todavía no me he enfrentado al mundo laboral. Es genial oír que te apoyaron, y que pese a tu situación inicial te animaras a irte a Alemania, me parece todo un logro que sobrellevases la situación y consiguieras entrar en eutimia. Muchos saludos.